Por Jorge Gajardo, colectivo BDS Genève.
En virtud de la larga presencia de los palestinos y palestinas en Chile, la solidaridad con este pueblo del Oriente Próximo se inscribe de manera peculiar en la historia política de nuestro país y participa con características propias en la movilización mundial por Palestina y otras luchas anti-coloniales. ¿Cómo se reaccionó en Chile a los 15 meses de masacres y bombardeos genocidas en Gaza? ¿Cuáles son los desafíos de la solidaridad con Palestina en Chile? Lo conversamos con la vocera del movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel (BDS).
El movimiento BDS nació en 2005 en Palestina para promover el boicot como sanción al apartheid israelí [ver recuadro]. En 20 años ha ganado resonancia mundial. ¿Nos cuentas cómo surgió en Chile?
En Chile, la campaña por el boicot del régimen israelí empezó en 2011 en las universidades, a iniciativa de un grupo de estudiantes chilenos-palestinos. Yo me incorporé en 2017. A partir de 2015, se votaron varias resoluciones de estudiantes que proponían romper vínculos académicos con Israel y adherir al BDS. Empezamos en la Universidad de Chile y también se hizo en la Universidad Austral (Valdivia) y en la Universidad Católica (Santiago). En Latinoamérica, estas iniciativas aparecieron como un modelo que podría replicarse en otros países.

En 2019, organizamos en las facultades de la Universidad de Chile el referéndum “La Chile libre de apartheid”, pero luego, llegaron el Estallido social y la pandemia (octubre 2019 – julio 2021) y no hubo tiempo para prolongar el trabajo de agitación en los círculos académicos y de la función pública universitaria. El BDS chileno estaba como en estado latente cuando nos despertó el genocidio en Gaza. Es en este contexto que, durante las primeras marchas, yo empecé a asumir un rol de vocera del BDS.
¿En noviembre 2023 se fundó en Chile la Coordinadora nacional por Palestina. Qué rol juega el BDS en esta estructura?
A partir de octubre 2023, mucha gente empezó a moverse. El proceso de fundación de la Coordinadora por Palestina fue un impulso importante para unir a grupos e iniciativas y articularnos con otras luchas: pueblos originarios, feministas, ambientalistas, activistas de los derechos humanos, el Movimiento por el agua y los territorios (MAT), las comunidades palestinas en las ciudades del país… El BDS está entre los fundadores. Somos un grupo pequeño pero hay que tener en claro que el boicot no es una capilla sino una herramienta que puede ser enarbolada por muchos. Por eso, como BDS nos sentimos en casa dentro la Coordinadora nacional. Hicimos muchas cosas durante estos meses. El desafío ahora es volver a reactivar acciones cuando termine el verano.
¿Qué balance hacer después de más de 15 meses de movilizaciones en Chile contra el genocidio en Gaza?
La Coordinadora agrupa a 130 colectivos en todo Chile. Desde el principio, nos pusimos de acuerdo en torno a la exigencia de que el Estado de Chile rompa relaciones con el régimen israelí en los temas militares, económicos y diplomáticos. Este proceso culminó con la organización de una gran marcha en Santiago en noviembre 2023 que la dio a conocer en los medios y en todo el país.
Como coordinadora mandamos varias cartas al gobierno, acompañándolas de acciones frente a edificios gubernamentales. A mediados de mayo de 2024, hicimos una acción de protesta al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, con la prensa, y entregamos una carta al ministro Alberto van Klaveren y al presidente Gabriel Boric pidiendo romper relaciones con el Estado de Israel.
Lo mismo a fines de agosto de 2024, en la explanada frente al Ministerio de Defensa, cuando llevamos una carta para la ministra Maya Fernández y al presidente, exigiendo un embargo militar integral. En esa ocasión valoramos la decisión del gobierno de excluir a Israel de la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae) pero pedimos también que se revoque la invitación a Israel a la Expo naval de Valparaiso y que Chile se retire de los ejercicios navales RIMPAC en los que participa la armada israelí. También exigimos que se prohíba el uso de los puertos chilenos para transportar armas o componentes de armas a Israel luego que un grupo de compañeros y compañeras nos informaran que todos los domingos zarpa un buque de la compañía naviera suiza MSC que envía elementos químicos y petro-quimicos al puerto israelí de Haifa.
¿Cuál es el cuadro actual de las relaciones a nivel de Estado entre Israel y Chile?
En primer lugar cabe recordar que el presidente Gabriel Boric llamó a consultas al embajador de Chile en Israel ya a principios de noviembre 2023. A mi entender la embajada aun no ha vuelto a Tel Aviv. Esto significa que las relaciones entre los dos Estados están claramente degradadas.
Un acontecimiento importante es la decisión reciente de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) de “cancelar” el satélite FASat Delta, lanzado en 2023. Se trata del primero de una serie de diez artefactos del programa de imaginería espacial del territorio chileno. La empresa israelí ImageSat international (ISI), que se había adjudicado el contrato para operar el satélite en 2021, nunca mandó las fotos, a pesar de que el gobierno estuvo pagando meses por este servicio. En Chile, claramente, existe hoy un sector en el poder que empieza a desconfiar de los negocios con Israel.
Eso sí no hay que bajar la guardia. Mientras las fuerzas sociales y ciudadanas sigan haciendo acciones y agitando al personal político, les mostramos al poder que estamos pendiente de lo que está pasando y que no estamos dispuestos a dejar pasar nada.
¿Cuáles son los sectores de la sociedad y la economía chilena donde hay participación de marcas y empresas israelíes? ¿Y cuáles podrían ser los temas de una campaña BDS que tenga impacto en todo Chile?
Las relaciones comerciales más importantes, y cuyo boicot se justifica por si solo, son las que tienen relación con la defensa y la seguridad. Los nombres aparecen claramente en los registros de proveedores de cada una de las ramas de las fuerzas armadas, por ejemplo el Ejército y la Armada. La lista es impresionante. Encontramos artículos como los drones de Bluebird, Israel Aerospace Industries o Elbit.
También sabemos que hay empresas israelíes activas en el mercado del agua. La empresa Mekorot, que figura en las listas de empresas que lucran con la colonización, está presente en varios países de nuestro continente. Al respecto, la campaña ¡Fuera Mekorot! de nuestros compañeros y compañeras en Argentina es ejemplar e inspiradora.
En Chile, Mekorot firmó en junio 2023 un primer contrato de asesoramiento en la gestión del agua y de los recursos hídricos con la Región del Biobío. El grupo Abogados por Palestina impugnaron este contrato, denunciando irregularidades ante la Contraloría general de la Républica. Mientras tanto Mekorot sigue haciendo lobby en otras gobernaciones o municipios, como intentaron hacerlos en la Región metropolitana. Nuestro trabajo como BDS consiste también en seguir investigando, levantando la información sobre estos convenios que no siempre son transparentes como el agua.

Una campaña como ¡Fuera Mekorot! tiene mucho potencial, pues conecta los objetivos de BDS con las exigencias de justicia social en nuestro propio país, donde el agua no es considerada como un derecho humano sino como una mercancía. Los sectores populares son sensibles a esto.
El tema del agua y el de las armas son estratégicos. Nos hacen entender que Chile forma parte de un sistema colonial. Entender que las empresas bélicas que matan a los palestinos nos afectan también a nosotros, en Chile, a los militantes mapuches, a los trabajadores, a los estudiantes que marchan en las protestas.
¿De qué manera podrían contribuir las comunidades chilenas en el exterior para reforzar el movimiento chileno para sancionar a Israel?
Yo creo que en las comunidades chilenas fuera de Chile hay conciencia de los problemas de injusticia social que se viven en Chile con el sistema neoliberal y los crímenes del Estado chileno contra el pueblo Mapuche. Estoy convencida que si logramos tener plena conciencia de nuestra propia realidad colonial, la de un país sometido al imperialismo y al capital extranjero es más fácil vincularnos con la realidad colonial inaceptable que vive el pueblo palestino. Solidarizar con Palestina es, de alguna manera, entender quiénes somos y desde dónde practicamos la solidaridad.
20 años de boicot en Palestina, en Suiza, en Chile…
Este año 2025 se cumplen 20 años de la campaña Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), a iniciativa de 170 organizaciones palestinas representativas de todos los sectores de la sociedad civil. El movimiento BDS cuenta con millones de simpatizantes y militantes en el mundo.
Inspirado en la lucha contra el apartheid en Africa del Sur y la resistencia no violenta por los derechos civiles de los Afroamericanos en los Estados Unidos, el movimiento BDS aboga por la libertad, la justicia y la igualdad. El BDS se sostiene en el derecho internacional, el que reconoce la ilegalidad de la ocupación del territorio palestino y el derecho de los refugiados palestinos de volver a sus tierras.
Las campañas BDS tienen por objetivo de denunciar la complicidad de las grandes empresas como Caterpillar, los seguros AXA, las plataformas TripAdvisor o AirBnb y el gigante de la computación HP con el apartheid israelí. Al mismo tiempo, BDS denuncia el rol de las empresas israelíes de alta tecnología en la opresión del pueblo palestino y el de las universidades que construyen el discurso intelectual del régimen. Igualmente, el BDS denuncia el aprovechamiento por el régimen de grandes eventos deportivos o culturales como los juegos olímpicos o el concurso Eurovisión de la canción para limpiar su imagen en el exterior.
Información: https://bdsmovement.net